La Semana Santa de Guadalajara, declarada de Interés Turístico Regional el 23 de febrero de 1999, es una sutil combinación de religiosidad y arte, devoción y emoción, sobriedad y colorido, que congrega cada año a miles de guadalajareños y de forasteros llegados desde los rincones más dispares para presenciar los solemnes pasos procesionales de las Cofradías y Hermandades de Guadalajara.
Las celebraciones principales de la Semana Santa de Guadalajara comienzan el Domingo de Ramos con la Bendición de Palmas y Ramos de olivo - símbolo de vida y del triunfo de Cristo- en la explanada de la iglesia de San Ginés, que continúa con la procesión que conmemora la entrada de Jesús en Jerusalén por las calles de la ciudad.
Importantes son, asimismo, los desfiles procesionales que recorren las calles de la ciudad el Jueves y Viernes Santo, donde desfilan multitud de encapuchados que, en algunas ocasiones se mortifican caminando descalzos, arrastrando pesadas cadenas o cruces como cumplimiento de promesas.
El Jueves Santo, después de la procesión de Jesús Nazareno y Nuestro Padre Jesús de la Pasión se celebra, en la Concatedral, el Lavatorio a cargo de la Cofradía de los Apóstoles. Allí, durante los oficios religiosos, el sacerdote lava los pies a los Cofrades, al igual que Jesús lo hizo con sus discípulos, y una vez finalizados los santos oficios, todos juntos, ataviados con la clásica capa castellana, visitarán los diferentes monumentos instalados en las distintas iglesias de la ciudad, rezando las estaciones en cada una de ellas.
Los miembros de la Cofradía de los Apóstoles también aparecen cubiertos con sus capas castellanas para recorrer las estaciones del Vía Crucis del Viernes Santo.
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