La obra maestra de Antonin Dvorak, la Sinfonía número 9 en mi menor, op. 95, más conocida como la Sinfonía del Nuevo Mundo podrá disfrutarse el próximo 4 de abril a las 19:30 horas en el Auditorio Nacional de Música de Madrid, de la mano de Fundación Excelentia y con la Orquesta Clásica Santa Cecilia dirigida por Daniel Raiskin, nacido en San Petersburgo y uno de los directores más reconocidos de su generación que ha desarrollado un amplio repertorio más allá de lo convencional. El programa se completa con la Obertura Carnaval, op. 92, también de Dvorak y el Concierto para violín y orquesta, op. 14 de Samuel Barber, con el violinista Simone Porter.
Dvorak fue un compositor postromántico natural de Bohemia, que entonces pertenecía a Austria, y uno de los primeros compositores checos en lograr el reconocimiento mundial. Empleó con frecuencia ritmos y otros aspectos de la música folclórica de Moravia y su Bohemia natal. Aunque Dvorak es un compositor muy conocido y popular, desafortunadamente su reputación internacional se basa sólo en un puñado de sus obras, especialmente sus últimas tres sinfonías, incluida la siempre popular “Nuevo Mundo”. Pero Dvorak escribió nueve sinfonías, al igual que Beethoven y varios otros compositores, y vale la pena escuchar las primeras seis, rara vez interpretadas.
La familiar sinfonía del Nuevo Mundo se conocía como número 5, pero se cambió a su número correcto el nueve. Las primeras seis sinfonías están repletas de invención melódica y nadie que disfrute de las tres últimas debería perdérselas. Dvorak escribió también una decena de óperas, de las cuales sólo "Rusalka" es conocida fuera de la República Checa. E incluso esta magnífica ópera no se había visto con frecuencia en otros lugares hasta hace poco. Pero, afortunadamente, ahora forma parte del repertorio operístico establecido.
La estancia de Dvorak en América fue breve pero productiva, y produjo la pieza que llegó a ser ampliamente considerada como su obra emblemática: la Sinfonía n.° 9 en mi menor de cuatro movimientos, más conocida como la Sinfonía del Nuevo Mundo. La pieza se estrenó con la Filarmónica de Nueva York. Los escritos de Dvorak revelan que admiraba la belleza de los espirituales afroamericanos y las canciones de las plantaciones del sur de Estados Unidos y que aconsejó a otros compositores que también las estudiaran en busca de inspiración. Muchos musicólogos han especulado que, al menos en parte, las melodías de la Sinfónica del Nuevo Mundo se basaron en tales espirituales. Además de las canciones del sur afroamericano, Dvorak estaba fascinado por la tradición nativa americana o, al menos, por su imaginación sobre ella.
Aparte de cualquier vínculo real o atribuido a la música estadounidense, la Sinfónica del Nuevo Mundo empleó notablemente elementos estilísticos que sugerían fuentes bohemias, alemanas, francesas, escocesas y otras del Viejo Mundo. La sinfonía resultante de cuatro movimientos del compositor conserva un estilo innegablemente europeo al tiempo que hace referencia a temas recién compuestos destinados a sonar como si provinieran de estas tradiciones americanas.
Abono de Primavera
Este concierto y seis más forman parte del abono de primavera, con el que se tiene acceso a los conciertos de Fundación Excelentia en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional disfrutando además de otros privilegios exclusivos, como descuentos en el Abono (10%), el precio mostrado durante el proceso de selección de asientos tendrá ya aplicado este descuento; asistencia gratuita a las conferencias previas explicativas de las obras de cada concierto del Ciclo «Grandes Clásicos»; descuentos y ventajas para otros conciertos fuera de Abono; suscripción gratuita a la Revista Premium «Excelentia: Música y Arte»; reducción de los gastos de gestión. Además, el abono no es nominativo, por lo que pueden asistir diferentes personas a los diferentes conciertos que lo componen.
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